CORRUPCIÓN ¿UN PROBLEMA INSALVABLE?
Todo
el mundo alardea de querer atajar la corrupción, pero ¿Realmente quieren? ¿Se
están poniendo medidas eficaces para eliminarla? La verdad es que parece que
no.
Es
cierto que se habla de arbitrar medidas disuasorias, incluso coercitivas, pero
la impresión es que todos los actores políticos se marcan líneas rojas que no
manifiestan, y estas, se centran en la
pregunta ¿y si me toca a mí?
La
respuesta a esa pregunta significa que no se llega al final de las medidas que
si pudieran ser realmente eficaces, porque los partidos están pensando en las
consecuencias de ir más allá de lo que proponen y si ello les puede perjudicar
en un futuro y, ahí, es donde ponen la barrera.
Modestamente,
creo que la medida más eficaz que se podría adoptar, sería que cuando un cargo
electo esté siendo investigado por un juzgado (antes imputado), automáticamente
se le suspende de su cargo y deja de percibir su remuneración, y, por supuesto,
no se le puede sustituir por nadie, simplemente el cargo queda vacío y en
consecuencia el partido al que pertenece pierde un voto.
Esta
medida, garantiza la presunción de inocencia, porque si finalmente fuera
exculpado, se le debería reponer en su puesto con abono de todos los haberes
devengados.
Es
decir, que si presumimos que el inicio de acciones judiciales por parte de la
judicatura se hace (como creo que se hace) con absoluta independencia, es
porque, cuando menos, hay serios indicios de haber cometido una ilegalidad y
por lo tanto existe una posibilidad de que el afectado sea condenado y, su
suspensión del cargo, en caso de condena, se convertiría en separación
definitiva y consecuentemente no percibiría ninguna remuneración atrasada.
Obviamente, se debe arbitrar a la justicia de medios suficientes para que sea
ágil y no se retrase en el tiempo más allá del mínimo imprescindible.
Con
esta medida tan simple, los propios partidos se preocuparían de establecer
mecanismos internos que impidieran acciones ilegales, ya que en ello, les iría
incluso una posible pérdida del gobierno o de mayorías y, claro, a eso nadie
quiere arriesgarse.
En
la actualidad, lo único que se hace es pedir al afectado su renuncia
(voluntaria) al cargo para el cual fue elegido, si éste lo abandona, se le
sustituye por otro y el partido afectado se queda como si no hubiera pasado
nada y, digo yo, alguna responsabilidad debería tener el propio partido por
haberle incluido en sus listas, por ello, perder un voto, si es algo que les
puede hacer daño y, claro, le tienen pánico, pero ésta, entiendo, sería la
manera más simple y sencilla de restablecer la credibilidad de la ciudadanía
con los políticos, hoy por hoy tan denostada.
Doy por
supuesto, que es esta una opinión que no va a hacer que cambie nada, pero, de
lo que si estoy seguro es que muchos ciudadanos la compartirían y apoyarían,
dejémoslo, al menos como: ¡un reto para los que nos gobiernan!
Antonio
Navarro Bernabé
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